Johannes Gutenberg fue el visionario inventor de la imprenta, un artefacto que revolucionó la historia de la humanidad. Pero, ¿qué se sabe sobre el hombre detrás del invento? ¿Qué pensaba y cuál era el objetivo final de Gutenberg?

En este artículo vamos a conocer la historia de este misterioso personaje que aparece y desaparece de los registros históricos. Un hombre con ingenio que creó la máquina para multiplicar libros.

El misterioso Johannes Gutenberg

Son muchos los misterios que envuelven a la figura de Johannes Gutenberg. No hay registros certeros sobre muchos aspectos de su vida. No se sabe con certeza dónde nació ni cuándo.

Tampoco hay documentos firmados por él y mucho menos retratos. Los que se pueden encontrar son hipotéticos que intentan aproximarse a cómo podría haber lucido en la realidad.

Algunos historiadores van más allá y afirman que no existió o que si existió no fue realmente el inventor de la imprenta.

De una forma u otra, Johannes Gutenberg es una figura central de la historia y su creación, un elemento fundamental en el desarrollo de la civilización.

Comencemos con algunos de los datos que sí se conocen.

El origen de Gutenberg

Johannes Gutenberg nació alrededor del año 1400. Vivió toda su vida en el Sacro Imperio Romano Germánico, que exisitía desde la Edad Media y que se disolvería recién a principios del siglo XIX.

La ciudad de origen de Gutenberg se cree que es Mainz, a la que se suele llamar Maguncia, en español. Hoy es parte del territorio de Alemania.

¿En qué idioma se hablaba allí? Un dialecto antiguo del alemán y seguramente también latín.

Gutenberg era el hijo de una familia acomodada y se dedicaba a la orfebrería y al comercio.

Había sido bien educado, posiblemente en un monasterio. Era una práctica habitual  de las familias pudientes de esa época enviar a sus hijos a formarse en instituciones dependientes de la Iglesia Católica.

Hasta 1429 se sabe que Gutenberg vivió en Mainz. En ese año, hubo una revuelta de los gremios de la ciudad así que es muy probable que él haya emigrado a otro lugar durante el periodo en que la ciudad estuvo convulsionada.

Gutenberg reaparecería en la historia, pero alejado de allí, en Estrasburgo, actualmente territorio de Francia.

El nuevo arte

Joannes Gutenberg era comerciante y artesano. Su principal objetivo era llevar adelante proyectos ambiciosos que le dieran grandes ganancias. Para ello, se asociaba con diferentes inversores.

Más allá de sus ambiciones como comerciante, se había desempeñado como orfebre. Conocía muy bien el proceso de fundición del oro y había trabajado también como herrero. Le gustaban los trabajos manuales y le fascinaba la mecánica.

En 1428, en Estrasburgo, Gutenberg estaba trabajando como platero cuando recibió dinero de sus socios para crear diferentes artilugios.

No, el proyecto no era la famosa imprenta. En este caso, se podía tratar de espejos, con imágenes religiosas grabadas cuyo objetivo era vender a los peregrinos, o piezas similares.

Pero Gutenberg decidió reservar parte del dinero que recibía para un proyecto propio. Una especie de máquina moderna con mecanismos y piezas desmontables que se accionaba con una prensa. Eso era lo poco que trascendía al respecto. Gutenberg no dejaba que nadie supiera en qué estaba trabajando.

Para continuar con la construcción de su máquina a Gutenberg a no le quedó más remedio que compartir su idea con algunos inversionistas, entre ellos, Andreas Dritzehn quien le proporcionó una gran suma de dinero.

Lo importante aquí es que Johannes Gutenberg ya estaba trabajando en una máquina nueva, posiblemente la imprenta, y él sabía bien que su invento era algo nunca visto antes.

Pero Dritzehn murió antes de ver el proyecto terminado. Su hermano le reclamó a Gutenberg una compensación por el dinero invertido y le exigió revelar de qué se trataba el invento. Lo último que se sabe es que el caso llegó a juicio y que demoró la finalización del proyecto.

La máquina de imprenta aún no estaba lista. Gutenberg volvió a desaparecer por un tiempo.

Johann Fust, el nuevo socio

Johannes Gutenberg reapareció en 1448 y no fue en cualquier lugar. Fue en Mainz, su ciudad de origen.

En 1452 se asoció con Johann Fust, quien le ayudaría a desarrollar la prensa de imprenta.

Fust comprendió la magnitud del proyecto de Gutenberg y lo que podía significar. Por eso, invirtió una gran suma de dinero. El artefacto capaz de multiplicar textos iba a ser todo un éxito.

Pero, ¿cómo era este invento y cómo funcionaba?

La imprenta de tipos móviles

Imprenta de tipos móviles

La imprenta de Gutenberg consistía en disponer de una serie de pequeñas piezas de metal (llamados tipos móviles), cada una con una carácter grabado en relieve. Este carácter podría ser una letra, un número, o un símbolo ortográfico.

Con suficientes de estos tipos móviles era posible combinarlos para formar palabras, oraciones y páginas enteras de libros.

Se utilizaban unos marcos para disponer los tipos móviles y así armar el texto de la obra a imprimir. El resultado eran unas placas de metal ensambladas con el contenido de una página completa.

El siguiente paso era entintar estas placas, de forma similar a como se hace con los sellos, pero utilizando elementos especiales llamados balas o tampones.

Con las páginas en metal entintadas, el último paso era el de apretar una hoja en blanco contra las placas para que la tinta se imprima en ella. La forma de lograr esto era utilizando una prensa, con un tornillo principal. La prensa debía estar bien asegurada con dos fuertes pilares anclados al suelo.

Al activar la prensa, la tinta se imprimía en la hoja. Esta luego tenía que dejarse secar.

Un invento revolucionario y técnicamente complejo

La imprenta de Gutenberg

El proceso se podía repetir de forma veloz permitiendo grandes volúmenes de impresión en comparación con la xilografía que era el método común de impresión de la época.

La xilografía requería un artesano que grabara en una tablilla lo que había que imprimir. En cambio, la imprenta de tipos móviles podía reutilizar los caracteres y cualquier operario podía armar las páginas.

El otro método era el de la transcripción manual, que solían hacer los monjes. La imprenta de Gutenberg podía hacer en horas lo que a un monje podía llevarle semanas.

Naturalmente, para poder hacer que el trabajo fuera más rápido, los pioneros impresores de la época requerían contar con miles de tipos móviles para poder armar muchas páginas al mismo tiempo.

Esto hacía necesario disponer de una pequeña fundición dentro de la misma imprenta. Y para que esta fuera fácil de manejar, se necesitaba que los tipos móviles fueran de un metal con punto de fusión bajo. Por eso se usaba plomo y estaño.

Según calculan los historiadores, en un taller como el de Gutenberg, podrían fundirse hasta 10 tipos móviles por hora. Y eso incluye el diseño original de un artesano hábil y los últimos toques luego de la fundición que había que darle a cada pieza para dejarla lista para usar.

Otro aspecto importante era el balance que la prensa debía tener para poder imprimir de forma pareja en la hoja.

Este y otros aspectos demuestran que, dentro de su simpleza, la prensa de tipos móviles tenía su complejidad. Gutenberg siguió puliendo su invento durante los siguientes años.

Vale aclarar que todo el funcionamiento que te conté aquí sobre la prensa de imprenta es una deducción que han hecho los historiadores de la técnica en base a libros impresos por Gutenberg y su equipo. En realidad, no hay planos ni notas sobre cómo funcionaba realmente. 

La visión y la innovación de Gutenberg

¿Pero cuánto de todo lo que forma la prensa de imprenta fue realmente un invento de Johannes Gutenberg?

Los tipos móviles ya existían y se usaban en Asia. La prensa era una herramienta habitual en los viñedos. Y los moldes y aleaciones existían desde hacía siglos.

En realidad, parte de la genialidad de Gutenberg fue innovar reuniendo todos esos elementos que ya habían sido inventados, en una sola máquina, con un propósito nuevo.

La oportunidad comercial

Con la imprenta funcionando, faltaba definir qué imprimir. Había que buscar obras que se pudieran vender.

Una de las primeras impresiones de la imprenta de Gutenberg fue propaganda religiosa escrita en alemán contra la invasión turca. Un año antes de esto, en 1453 había caído Constantinopla a manos de los turcos y con ella, el último vestigio del Imperio Romano de Oriente.

Pero Gutenberg apuntaba más alto así que imprimió algunas hojas de la Biblia y las presentó en la gran feria europea de Frankfurt, a la que asistían personas de todo el continente.

Allí lo descubrió Enea Silvio Piccolomini, el influyente obispo de Siena, quien se convertiría en Papa Pio II años más tarde.

Las páginas impresas de la Biblia deslumbraron a Piccolomini y Gutenberg entendió que ahí había un gran negocio.

Un equipo con un gran desafío

Biblia de Gutenberg preservada

Gutenberg se propuso imprimir 180 Biblias, lo cual era una tarea titánica con los recursos con los que contaba.

Como no podía hacerlo solo, siguió asociado a Johan Fust, pero sumó también a Peter Schoeffer, un calígrafo que hizo sus aportes al invento de Gutenberg.

Los tres socios contrataron y adiestraron a 25 operarios, creando una especie de industria con algo similar a una línea de montaje.

Por un lado, disponían de hasta seis armadores de páginas, cada uno con 7.000 tipos móviles a su disposición. Y por el otro, no una sino dos prensas de imprenta que trabajaban simultáneamente.

Se estima que el proceso de impresión de las 180 Biblias llevó aproximadamente 21 meses.

Las ventas fueron un éxito. Sin embargo, el proyecto fracasó comercialmente. ¿Qué fue lo que pasó?

El fracaso y la división del equipo

Quizás fue un error de cálculo debido al entusiasmo. Tal vez algunos costos cambiaron a lo largo del proceso. Lo cierto es que a pesar del éxito de ventas de las Biblias, el negocio no arrojó ganancias.

Las Biblias terminaron siendo más caras que el precio de venta. Cuando Gutenberg se dio cuenta de esto, intentó ahorrar papel, que en esa época era un bien caro. Para ello, decidió incrementar el número de líneas por página. Pero ya era tarde, el proyecto había fracasado desde el punto de vista comercial.

¿Y qué hay respecto al punto de vista técnico? En ese sentido, el proyecto había sido un éxito colosal. Fabricar 180 libros iguales de 1200 páginas en dos volúmenes era algo impensado en la época.

Actualmente, quedan unas 48 copias de Biblias de Gutenberg. No todas están completas y algunas tienen sólo fragmentos. Se lo considera el libro más caro del mundo. Estas Biblias están valuadas en US$ 20.000.000 por algunos. Otros arriesgan la suma de 65.000.000 €.

Tras el fracaso comercial, los socios se pelearon y se separaron. Fust se llevó a  Schoeffer y fundaron su propio negocio de imprenta compitiendo contra Gutenberg. El inventor y visionario quedó solo y siguió imprimiendo documentos para la Iglesia Católica.

Poco tiempo después, todas las grandes ciudades de Europa tenían sus imprentas. En los siguientes 50 años se imprimieron unos 20.000.000 de libros en todo el continente.

Las consecuencias de la aparición de la imprenta

La imprenta significó el acceso a libros de forma más fácil para toda la gente. Si bien no todo el mundo sabía leer en un principio, la disponibilidad de obras se hizo masiva, más barata y comenzó a llegar, de a poco, a los sectores más bajos de la población.

¿Esto te parece familiar? Hay muchos puntos en común entre la imprenta e internet. Ambos inventos ayudaron a la democratización del conocimiento.

En su época, la imprenta fue la gran herramienta de difusión de los humanistas permitiendo la lectura y el estudio de las obras clásicas de la antigüedad.

También lo fue para los protestantes que creían que la lectura de la Biblia debía estar al alcance de todo el mundo y no sólo a través de la Iglesia. Para ello traducían del latín e imprimían la obra en distintos idiomas. Pero no sólo eso. Martín Lutero, líder protestante, utilizó también la imprenta para imprimir sus tesis denunciando los excesos de la Iglesia Católica.

El legado de Gutenberg

Johannes Gutenberg murió en 1468 en Mainz. No llegó a ver y quizás tampoco a imaginar la extensión de su invento.

Para apreciar su legado basta levantar la mirada y ver un libro, un periódico, un panfleto, una etiqueta o cualquier elemento que tengas cerca y que haya sido impreso.

Si bien el objetivo final de Gutenberg era realizar un gran proyecto que le diera ganancias, su idea era hacerlo multiplicando obras. A él no le importaba tanto la calidad de la impresión.

Y en eso se diferenciaba de Schoeffer que al ser calígrafo veía a la imprenta como un medio artístico. Gutenberg no. Él quería velocidad y grandes volúmenes de producción. Su visión era la de un mundo donde los libros y los textos fueran accesibles para todo el mundo.

Gracias a ese enfoque es que la imprenta se extendió primero por todo Europa y luego, por todo el mundo.

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Acerca del Autor

Alejandro De Luca

Nací en Buenos Aires y soy programador web. Me defino como un rebelde autodidacta y cafeinómano. Vivo comparando la vida real con Los Simpsons. Creé Mentes Liberadas para compartir consejos, recursos y herramientas para la escuela y la universidad. Vivo en Montevideo, Uruguay.

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