Si repites seguido «odio mi carrera» entonces estás en el lugar indicado. En este artículo vamos a analizar por qué un estudiante universitario puede llegar a odiar algo a lo que le ha dedicado tanto tiempo.

Entre las causas que vamos a analizar están estudiar por obligación y no por vocación, decepción de la carrera, enfoques equivocados por parte de la facultad y carreras que se han extendido demasiado en el tiempo. Por cada una de estas causas veremos algunas posibles soluciones.

El motivo de este artículo

La cantidad de mensajes que llegan a Mentes Liberadas es apabullante. No llego a contestarlos todos y cada vez son más. La entrada que más comentarios acumula es 10 señales de que te equivocaste de carrera.

Hay varios aspectos en común en todos los comentarios. La frase que más se repite es «Odio mi carrera». Es por eso que en este artículo me quiero detener, especialmente en eso, el odio a lo que se estudia. 

Veo que muchas de las personas que me escriben han llegado a un punto en el cual odian profundamente lo que estudian. ¿Cómo han llegado a esto? Bueno, no de golpe seguramente. Ha sido un proceso de acumulación de frustraciones y fracasos que de a poco ha ido erosionando esa pasión que tenían o creían tener por la carrera que estudian.

Las causas de odiar lo que estudias

Dicen que del amor al odio hay un solo paso y lo entiendo con las relaciones, pero me cuesta mucho pensar qué puede hacer que uno pase a odiar algo que amó tanto.

¿Cómo se puede pasar del «me apasiona» al «odio mi carrera»? Quizás la cuestión sea que lo que parecía amor era solamente un espejismo.

Veamos entonces algunas posibilidades de por qué puedes llegar a odiar lo que estudias.

Porque estudias por obligación

Lamentablemente, hay mucha gente que estudia una carrera en particular por mandato de sus padres. El abuelo fue abogado, el padre lo es también y claro, el nieto e hijo no puede ser menos. Así que también tiene que ser abogado.

En estos casos, el estudiante padece no solo tener que estudiar algo que no le gusta, sino que también sufre la presión de su entorno por hacerlo bien. Por ser sobresaliente. Este tipo de presiones termina generando un malestar general y, de a poco, una acumulación de frustración.

La acumulación de frustraciones puede convertir la carrera de tus sueños en una pesadilla diaria.

Porque la carrera no terminó siendo lo que esperabas

A veces te anotas con mucho entusiasmo en una carrera y con el correr de los meses y años te das cuenta de que no era lo que esperabas. Que al final era una cosa completamente distinta. Es ahí cuando dejas de proyectarte y empiezas a pensar que aunque obtengas el título, ejercer esa profesión es una opción remota y solo como último recurso.

Porque el enfoque de la carrera es erróneo

Otras veces te apasiona lo que estudias. Pero la forma en que se dictan las materias de la carrera en la universidad no va contigo. Desde la modalidad de cursada, los trabajos en equipo, la manera de evaluar, la exigencia, o incluso la estructura misma en la que está organizada la universidad pueden molestarte.

Sin olvidar el enfoque, algo tan importante, que determina cuál es el objeto final de obtener el título. En este apartado se encuentra también la despersonalización con la que algunas universidades tratan a sus alumnos. O todo lo contrario, la independencia con la que pretendes manejarte.

En algunas ocasiones el enfoque tiene que ver con lo estrictamente técnico de la carrera. La desactualización de los temas o la inclinación hacia algunas áreas en particular en detrimento de otras que consideras más importantes.

Porque la carrera era hermosa, pero se hizo muy larga

Conocidos son los casos de graduados que no volverían a pisar nunca más una universidad. ¿Por qué han llegado a este punto? ¿Tan mal la han pasado?

Para algunas personas pasar años estudiando fue un martirio absoluto que se extendió porque la carrera era larga y por la exigencia, se hizo aún más larga.

Para todos aquellos que están por finalizar la carrera llega un momento en el que quieren terminar a toda costa. Saben que si dejan no van a volver nunca más y están atrapados en las últimas materias. Casi todo el amor que tenían por lo que estudiaron tantos años se empieza repentinamente a convertir en odio.

Las carreras demasiado extensas pueden erosionar de a poco la pasión del estudiante.

Qué puedes hacer en cada caso para no odiar lo que estudias

odio mi carrera

Cuando se estudia por obligación

Bueno, está claro que no debes estudiar por obligación. Hay que estudiar por vocación, por pasión.

No tiene sentido encarar una carrera porque tus padres o cualquier otra persona lo impongan. Si lo piensan un segundo te vas a dar cuenta de que es completamente absurdo. Puede funcionar únicamente si justo por casualidad, eso que te obligan a estudiar es justamente lo que le gusta. Pero debe haber un caso en mil de estos.

Cuando la carrera no terminó siendo lo que esperabas

Lo lógico sería irte a estudiar otra carrera, pero hay algunos aspectos a tener en cuenta. ¿En qué año estás actualmente? ¿Cuánto te falta para terminar? ¿Cuánto dinero has invertido en esta carrera? ¿Y cuánto tiempo?

Mi consejo siempre es que si estás sobre el final de la carrera, intentes terminarla. Un título universitario, incluso de una carrera que no te gusta, es igualmente muy valioso. Sirve para abrir muchas puertas desde el punto de vista laboral.

Además, hay casos de personas que estudiaron una carrera y terminaron ejerciendo de otra. Lo que les faltaba aprender, lo aprendieron trabajando. Esto es muy común en el ambiente corporativo.

Son conocidos los casos, por ejemplo, de gerentes administrativos que toman el control del área de sistemas. O de ingenieros que ordenan las áreas administrativas. Obviamente, no podremos ver médicos construyendo edificios o filósofos operando. Siempre hay un límite.

Cuando el enfoque de la carrera es erróneo

Tienes que buscar carreras similares y pensar que la universidad donde cursas no es la única en el mundo. Puede haber otras universidades con programas de materias distintos y con otra modalidad de enseñanza.

Es cuestión de investigar, buscar en internet, hablar con personas que estudien lo mismo o algo muy parecido y escuchar sus experiencias. Hay que abrir un poco la cabeza y pensar que no todo el conocimiento respecto a un área pasa por una universidad en particular. Que la gente estudia en otros lugares, aprende igual, se gradúa y luego ejerce la profesión normalmente.

Si el enfoque de la carrera es distinto al que esperas, debes considerar completarla en otra universidad o buscar carreras similares.

Cuando la carrera se hizo muy larga

Hay dos posibilidades. Armar un plan para terminar la carrera, con una meta clara de cuándo habría que rendir el último examen. Es decir, cambiar el «me queda un año y medio todavía» por el «me voy a recibir el 20 de diciembre de 2025» y establecer una planificación clara y que no se preste a confusión sobre los pasos a seguir para lograrlo.

Luego de eso, tienes que poner todo el empeño que quede para lograr el objetivo y cerrar el ciclo de una vez y para siempre.

La otra posibilidad es cambiarte de universidad para renovar un poco el aire. A veces necesitas un cambio de ambiente para poder meter ese empujón que falta para poder terminar la carrera.

En síntesis: Deja de decir «Odio mi carrera» y haz algo al respecto

No odies lo que estudias. Cuando comiences a notar que repites mucho «Odio mi carrera», tienes que tomar cartas en el asunto.

Si lo dejas pasar, con el tiempo quizás termines la carrera, pero la vas a odiar. Y vas a odiar todo lo que la rodea, convirtiéndote en el peor de los profesionales: el profesional frustrado.

Créeme que no quieres convertirse en eso.

Me he encontrado con muchos de esos a lo largo de mi carrera profesional. Se les nota a una legua de distancia que odian lo que estudiaron. Prefieren hacer cualquier cosa antes que dedicar un segundo más a su trabajo.

Hay que volver a la vocación, a la pasión por estudiar, al amor por la carrera.

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Acerca del Autor

Alejandro De Luca

Nací en Buenos Aires y soy programador web. Me defino como un rebelde autodidacta y cafeinómano. Vivo comparando la vida real con Los Simpsons. Creé Mentes Liberadas para compartir consejos, recursos y herramientas para la escuela y la universidad. Vivo en Montevideo, Uruguay.

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