En este artículo nos vamos a detener en cómo estudiar para un recuperatorio en la universidad. Estas instancias aparecen luego de que te haya ido mal en un examen. El recuperatorio es una nueva oportunidad de hacer las cosas bien y evitar estancarte en tu carrera.

Las claves para estudiar para un recuperatorio en la universidad son, primero, encontrar las respuestas del examen que te fue mal. Luego, incorporar la respuesta a tus apuntes. Finalmente, hacer una reasignación de prioridades teniendo en cuenta tu primera experiencia.

¿Qué es un recuperatorio?

Tras desaprobar un examen, la frustración, la bronca y la desilusión a veces no te permiten darte cuenta de algo bastante importante: hay que volver a rendir esa evaluación hasta aprobarla.

En el instante en que ves que los resultados fueron adversos, aparece una nueva fecha de examen en tu calendario, la del recuperatorio (siempre y cuando esta instancia exista y no se te hayan terminado las chances).

Un recuperatorio es un examen que te toman cuando te fue mal en un examen anterior. Es como una segunda oportunidad para aprobar los temas que no lograste aprobar.

En la mayoría de los recuperatorios, te vuelves a enfrentar con un examen similar al que diste. En otros casos, los docentes te permiten volver a dar solo la parte del examen en la que te fue mal.

Será importante, entonces, encarar esta nueva meta redoblando los esfuerzos, pero teniendo en cuenta los errores cometidos. Hay una serie de elementos que no puedes descuidar antes de volver a presentarte a rendir. Veamos cuáles son:

Consejos para estudiar para un recuperatorio

cómo estudiar para un recuperatorio

1. Encuentra las respuestas del examen

Tienes que encontrar las respuestas a las preguntas que no has podido responder o que has respondido mal. Quizás pienses que en la siguiente oportunidad no van a tomar lo mismo y que no tiene sentido hacer esto.

Pero sí lo tiene, porque entender el error te permite saber también qué nivel de conocimiento tienes de los temas y cuánto te faltó para aprobar.

Obviamente que para encontrar las respuestas tendrás que ir a los apuntes, los libros o consultar con los docentes. 

2. Asiste a las clases donde resuelven el examen

En algunos cursos los docentes aprovechan una clase especial para realizar el examen tomado de forma completa. Los estudiantes que aprobaron suelen desentenderse de esta clase, ya que les resulta aburrida. Pero si te has reprobado, ver cómo se tendría que haber respondido el examen es clave.

Así que si tienes de estas clases donde se resuelve el examen, asiste, no faltes.

3. Pasa las respuestas y resoluciones a tu carpeta

Incorporar las consignas y las resoluciones a la carpeta de la asignatura es una buena costumbre. Pasa a los apuntes teóricos o prácticos aquellos ejercicios y preguntas que hayan sido tomados en el examen. Incluso los que has respondido correctamente.

De esta forma, si en el peor de los casos tienes que rendir varias veces la misma prueba, estarás armando una especie de base de datos de posibles preguntas y respuestas correctas.

4. Reasigna prioridades

Luego de entrar en contacto con el examen puedes darte cuenta de qué tema tiene más peso. Ocurre que en algunas evaluaciones hay puntos que no pueden dejarse sin hacer.

En otras, aparecen dos o tres consignas combinadas que deben sumar un mínimo de puntos. También están las preguntas o ejercicios que valen más de la mitad de los puntos.

Al volver a estudiar para el recuperatorio es indispensable volver a determinar las prioridades para saber a qué temas dedicarles más tiempo y esfuerzo.

Resumiendo

Con estos simples para preparar un recuperatorio y, por supuesto, estudiando más, es posible que la próxima oportunidad logres aprobar.

Lo importante de este breve artículo es tener en cuenta que no puedes pretender ir de nuevo a un examen si aún no has comprendido en que te equivocaste la última vez que lo rendiste.

Si te interesa este tema, te recomiendo el artículo cómo preparar un final en la universidad.

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Acerca del Autor

Alejandro De Luca

Nací en Buenos Aires y soy programador web. Me defino como un rebelde autodidacta y cafeinómano. Vivo comparando la vida real con Los Simpsons. Creé Mentes Liberadas para compartir consejos, recursos y herramientas para la escuela y la universidad. Vivo en Montevideo, Uruguay.

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