Cualquier excusa que pone en segundo plano lo que realmente tienes que hacer es un síntoma de procrastinación. ¿Tú también procrastinas?
Se conoce como procrastinación al hábito de postergar tareas que deben atenderse por actividades recreativas de nula importancia. En otras palabras, procrastinas cada vez que decides no comenzar a llevar adelante tus actividades. Y en vez de eso, te ponemos a navegar por internet, mirar las redes sociales, una serie, o hacer cualquier otra actividad.
Sigue leyendo para descubrir cómo evitar procrastinar.
¿Qué es la procrastinación?
Como te contaba, la procrastinación consiste en postergar las actividades que hay que atender, por otras que, en realidad, no son tan importantes.
Algunas personas asocian la procrastinación con la vagancia, porque piensan que los procrastinadores desatienden sus obligaciones para hacer otras actividades recreativas.
Sin embargo, no solo se trata de postergar para realizar tareas divertidas. Puede que de golpe te den ganas de limpiar tu habitación, o ponerte a ordenar el cajón de la ropa interior, o por qué no, lavar los platos.
La postergación de las tareas se hace para evitar el sufrimiento que llevan consigo. Este puede ser físico, por ejemplo, cuando tienes que hacer actividad física, ya que significa someterte a cierto grado de dolor corporal, o puede ser psicológico vinculado al estrés que te produce atender ciertos asuntos.
Tipos de procrastinación
Existen tres tipos de procrastinación.
El primero está vinculado a la evasión de las tareas y se relaciona con el miedo al fracaso. Por ejemplo, cuando postergas estudiar para un examen porque tienes miedo de que te vaya mal. Si es tu caso, te recomiendo que repases el artículo sobre el miedo a los exámenes y cómo superarlo.
La procrastinación consiste en la postergación continua de las actividades y las obligaciones.
El segundo, es cuando postergas una actividad todo lo que se puede hasta que llega un momento que es necesario realizarla. Esto le pasa frecuentemente a la gran mayoría de los estudiantes, por ejemplo, cuando tienen que preparar un trabajo práctico para entregar. ¿Te ocurre a ti también?
El tercer tipo se relaciona con la indecisión y es el que te impide realizar la actividad debido a que no terminas de decidir de qué manera llevarla adelante.
Recursos para superar la procrastinación
Este mal moderno afecta a muchas más personas de las que te puedes imaginas.
La primera medida para salir de este bucle de postergación infinito que es tan perjudicial es reconocerte como procrastinador o procrastinadora. A partir de allí es bueno empezar a buscar métodos para llevar adelante las tareas de forma obligada.
Una de ellas es comenzar a aplicar un método de organización que sea efectivo.
En Mentes Liberadas ya te conté sobre el método GTD (Getting Things Done). En esa nota mencioné que este sistema utiliza una lista de tareas pendientes y que tiene una regla que se llama la regla de los dos minutos.
Esta regla consiste en que si realizar una actividad de la lista de pendientes lleva menos de dos minutos, entonces debes llevarla adelante inmediatamente.
También te recomiendo el artículo sobre la Matríz del Tiempo, de Stephen Covey. Esa es una herramienta fundamental para determinar si lo que estás haciendo es importante para ti. O si en realidad estás procrastinando.
Este tipo de sistemas, organizado en conjunto con una agenda que ordene por prioridad y plazo de entrega las actividades, puede ser suficiente para poner fin a tu procrastinación y así poder alcanzar tus metas.
Por último, una obra que te recomiendo es el libro Hábitos Atómicos de James Clear. En este libro, el autor te cuenta cómo puedes deshacerte de los malos hábitos como la procrastinación, para incorporar hábitos más saludables.
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